Red de conocimiento del abogados - Preguntas y respuestas jurídicas - La bebé de tres años llora al escuchar la inyección. ¿Cómo puedo guiarla?

La bebé de tres años llora al escuchar la inyección. ¿Cómo puedo guiarla?

En primer lugar, piensa en cuando éramos jóvenes. ¿Aún recuerdas la escena en la que te pusieron la primera inyección? ¿Ver una aguja nos hace sentir de repente especialmente asustados? Entonces sabremos que el miedo de los niños a las inyecciones es ante todo una reacción instintiva de autoprotección, que requiere una intervención adquirida antes de poder resolverse. Aquí hay tres métodos más efectivos para compartir contigo:

< p. >1. "Recordar" amablemente

Un pequeño truco que debemos dominar en este momento es utilizar un tono muy suave y tranquilizador para recordarle amablemente al niño cuándo se está divirtiendo más. el niño juega felizmente con sus juguetes, nos acercamos lentamente, sonreímos y le decimos en un tono tranquilizador: "El bebé es muy bueno. Mamá te comprará más juguetes divertidos mañana, pero antes de eso, el bebé irá al hospital". con tu madre y juega un juego. "Luego busca algo como una jeringa y golpéala en el brazo.

2. La preparación debe ser lenta y la batalla decisiva debe ser rápida.

Cuando sacamos a nuestros hijos a inyectar, debemos intentar utilizar movimientos y tono más suaves. Deberíamos intentar que no se sienta nervioso. Después de llegar al hospital, debe determinar con precisión el momento de la inyección. Cuando llegue el momento de la inyección, lleve inmediatamente al niño y deje que el médico termine la inyección de inmediato y salga rápidamente del hospital. Esta solución rápida puede ser de gran ayuda para aliviar el miedo de su hijo.

3. Cree una atmósfera estable y tranquila.

El entorno puede cambiar el estado de ánimo de una persona, lo cual tiene sentido hasta cierto punto. Cuando le dé inyecciones a su bebé, intente elegir el entorno. Es un hospital relativamente tranquilo y los adultos deben tratar de mantener la calma y la estabilidad para darles a los niños una mentalidad particularmente confiable. Esto puede hacer que los niños se sientan seguros y no tan asustados cuando reciben las inyecciones.