¿Por qué algunas personas siempre pierden porque no tienen ninguna posibilidad a pesar de no ser peores que otras?
No sé si te habrás dado cuenta de que hay algunas personas a nuestro alrededor que parecen nacer con un acceso más fácil a las oportunidades que otras, y siempre pueden conseguir lo que queremos fácilmente. En este momento, creo que la mayoría de la gente sentirá que los demás tienen mucha suerte y que Dios es tan injusto que les da oportunidades sin importar nada. Obviamente no somos malos, somos capaces y solo estamos preparados para todo. Me queda una oportunidad. ¿Pero es este realmente el caso? Pero, en realidad, sus oportunidades no se basan en la suerte, sino que se las ganan ellos mismos. Si hay una persona que quiere cambiar de trabajo como tú, dedica dos días a hacer un currículum perfecto y luego lo envía al buzón de RRHH. Unos días después, cuando no recibió un aviso de entrevista, no se desanimó y tomó la iniciativa de hacer una llamada telefónica para concertar una consulta y conseguir una oportunidad de entrevista. La persona que publicó el libro es una historia real que escuché en TED. No conocía a nadie de la editorial, pero una vez estaba en un avión y charló con la persona que estaba a su lado. Resultó ser el editor y conversaron. Fue un placer y nos dejamos la información de contacto cuando nos despedimos. Unos meses más tarde, ella lo invitó a uno de sus eventos y él trajo a un colega. El colega estaba muy interesado en su manuscrito e inmediatamente firmó un contrato de publicación. Su oportunidad parecía caer del cielo, pero en realidad no fue así. Si simplemente pensaran en ello sin tomar ninguna acción real, ¿tendrían esa oportunidad? ¡Obviamente no! Las oportunidades son así para muchas personas. No vienen del cielo. Sólo cuando te esfuerzas activamente por conseguirlas, el dios de la suerte puede llegar a ti.
Además, éxito en todo = habilidad + oportunidad Decía León Tolstoi que el valor de la vida no se mide por el tiempo, sino por la profundidad. Además, las oportunidades siempre llegan a quienes están preparados. Tener confianza en uno mismo y negarse a admitir la derrota, creer que algún día podrás alcanzarlo, es más fuerte que la mentalidad de rendirte y dejarte llevar por la multitud.
Cuando empiezas a compararte con los demás, ya has perdido. Tus esfuerzos son lo que ganas. Si hay dos yo en este mundo, ¡haz lo mejor que puedas para ganarlos! Porque el trabajo duro es para uno mismo, la suerte gusta a quien está preparado y las oportunidades también.