¿Quién conoce el clásico diálogo entre pez y agua?
El pez dijo al agua: No puedes ver mis lágrimas porque estoy en el agua.
El agua le dice al pez; puedo sentir tus lágrimas porque estás en mi corazón.
Yo no soy un pez, y tú no eres agua. ¿Puedes ver mis lágrimas solitarias?
El pez le dice al agua: Nunca te dejaré, porque no puedo sobrevivir sin ti.
El agua le dice al pez: Lo sé, pero ¿y si tu corazón no está ahí?
Yo no soy un pez, y tú no eres agua. No te dejaré porque te amo.
¿Pero me tienes en tu corazón?
El pez dijo al agua: Estoy muy solo porque sólo puedo quedarme en el agua.
El agua le dice al pez: Lo sé, porque llevo tu soledad en mi corazón.
Yo no soy un pez, y tú no eres agua. Estoy solo porque te extraño.
¿Pero puedes sentirlo desde la distancia?
El pez dijo al agua: Si no hubiera peces, ¿qué quedaría en el agua?
El agua le dice al pez: Si no estás tú, ¿cómo voy a estar yo?
Yo no soy un pez, y tú no eres agua. Sin tu amor, seguiré viviendo una buena vida.
Sin embargo, vivir una buena vida no significa que pueda olvidarte.