El origen del nombre es como un borrador.
El borrador puede borrar la escritura a lápiz, que fue descubierto por primera vez por el científico británico Priest en 1770. Antes de eso, la gente usaba pan para limpiar los lápices. El descubrimiento de Priest causó gran sensación porque supuso una gran comodidad para la gente. Sin embargo, las primeras gomas de borrar se fabricaban con caucho natural. Cuando borré las palabras, no cayó ninguna migaja. Simplemente pega la punta del lápiz al borrador y cuanto más lo frotas, más sucio se vuelve. Más tarde, cuando la gente fabricaba borradores, les añadían azufre, aceite y otras sustancias, lo que hacía que los borradores fueran fáciles de romper. Las virutas de lápiz borradas dejan migas en el borrador para que éste se mantenga limpio y las hojas no manchen el papel.