Cómo controlar las emociones
(1) Transferir: Desplazar tu atención hacia cosas agradables.
(2) Separación: Dispersa tus preocupaciones y vencelas una a una. No conecte este problema con otros problemas. No busque problemas ni los magnifique artificialmente. Problemas específicos, soluciones específicas, no liquidan el libro mayor.
(3) Debilitar: Debilitar sus problemas Para la estimulación sin principios, debemos aprender a sujetar la puerta con fuerza y hacer todo lo posible por no escuchar, ver, sentir o dejar entrar. Si se ingresa, trate de no asociar, pensar o recordar tanto como sea posible.
(4) Consideración: Estar enojado es castigarse a uno mismo por las faltas de los demás. Cuando perdonas a los demás, te perdonas a ti mismo. Además, trate a la otra parte como una existencia objetiva.
(5) Alivio: Mirar el problema desde un ángulo diferente. Mire el problema desde una perspectiva más profunda, más amplia, superior y de más largo plazo, y obtenga una nueva comprensión del mismo para romper con las limitaciones originales. Libérate mentalmente para que puedas transferir tu energía a los objetivos que persigues. Por ejemplo, una bendición disfrazada es una bendición disfrazada, que es el clásico pensamiento liberador.
(6) Sublimación: Utilizar fuertes impulsos emocionales y guiarlos en una dirección positiva y beneficiosa, haciéndolos constructivos y valiosos.
(7) Offset: Buscar otro tipo de estimulación. Si el vecino de al lado pone música a todo volumen y te molesta, y el método anterior no es efectivo, también puedes encender el estéreo tú mismo y reproducir tu música favorita...
(8) Utilización: Enciende cosas malas en cosas buenas. La primera es aprovechar las oportunidades y las condiciones objetivas, y la segunda es utilizar las emociones mismas y sublimarlas hasta convertirlas en poder.
(9) Expresión: escribir, hablar. Con la gestión y utilización eficaz de las emociones, las personas serán cada vez más libres y desenfrenadas. El árbol quiere estar quieto pero el viento no para. La verdadera libertad se refleja en: la firmeza de las raíces del árbol, la fuerza del tronco y el libre balanceo de las ramas. Los tres están armoniosos y unificados.