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Diálogo clásico de "El pianista en el mar"

La ciudad es tan grande que no se vislumbra un final.

¿El final? ¿Puedes mostrarme dónde termina?

¿Dónde está el final? ¿Puedes mostrarme el final?

Todo fue muy definitivo en esa pasarela y yo también estaba con mi abrigo, me veía bastante bien y me estaba bajando, garantizado que ese no era el problema.

Ese año pisé el trampolín y no me resultó difícil. Me puse el abrigo y estaba muy enérgica y consciente, decidida, segura y confiada. Entra y mira

No fue lo que vi lo que me detuvo, Max, fue lo que no vi. ¿Entiendes eso?

Me detuve, no porque lo vi, sino porque no podía verlo. ¿Lo entiendes? Porque no puedes verlo.

En toda esa ciudad en expansión, había de todo menos un final. No había fin.

La ciudad sin fin lo tiene todo menos el final.

Lo que no vi fue donde todo llegó a su fin, el fin del mundo.

No puedo ver el fin de la ciudad, necesito ver el fin del mundo.

Toma un piano, ¿eh? Las teclas comienzan, las teclas terminan. Sabes que hay 88. Nadie puede decirte lo contrario.

Toma el piano como un. Por ejemplo, el teclado De principio a fin. Hay 88 claves, sin errores, no ilimitadas.

Eres infinita. Y en esas teclas, la música que puedes hacer es infinita.

La música no tiene límites. Reproduce música ilimitada en las teclas

Me gusta eso que puedo vivir.

Me gusta, puedo manejarlo.

Me subes a esa pasarela y despliegas frente a mí un teclado de millones de teclas, Millones y miles de millones de teclas que no terminan nunca.

Caminando por el trampolín, hay innumerables teclas en el teclado frente a ti.

Esa es la verdad, Max, nunca terminan. Ese teclado es infinito.

La verdad es que los teclados son infinitamente más grandes.

Y si ese teclado es infinito, entonces en ese teclado no hay música que puedas reproducir.

¿Cómo reproducir música con teclados ilimitados?