¿Qué hacer si el gas amoniaco en el lecho de fermentación es pesado?
El amoniaco es un fenómeno inevitable en el funcionamiento normal del lecho de fermentación y no es necesario evitarlo. Si el lecho de fermentación no produce amoníaco, debe ser anormal. El amoníaco es uno de los productos gaseosos inevitables producidos por la fermentación y degradación del nitrógeno en el estiércol animal. Desde una perspectiva bioquímica, se infiere que el nitrógeno del estiércol animal se excretará en forma de amoníaco. La razón es la siguiente: el nitrógeno de las heces y la orina debe convertirse en sustancias gaseosas. Para estas sustancias gaseosas existen tres posibilidades. 1. Óxidos de nitrógeno simples: esta situación no se ajusta a las leyes generales del metabolismo microbiano. Si se produce esta situación, provocará una fuerte toxicidad en los cerdos, lo que tampoco coincide con la situación real del lecho de fermentación. 2. Gas que contiene nitrógeno con una estructura molecular ligeramente compleja: si este es el caso, generalmente habrá un olor que no coincide con la situación real del lecho de fermentación. 3. Compuestos simples de nitrógeno e hidrógeno: las dos situaciones anteriores no son consistentes y solo queda una posibilidad: la producción de amoníaco es inevitable.
2. Estándares de amoníaco
Estándares de amoníaco: Diferentes animales tienen diferentes tolerancias a la concentración de amoníaco. Los rumiantes son más tolerantes al amoníaco que los animales monogástricos, los cerdos son más tolerantes al amoníaco que los pollos y los polluelos son más sensibles al amoníaco. Debido a que el ganado está expuesto al aire en los corrales durante largos períodos de tiempo, la cantidad de amoníaco permitida debería limitarse más estrictamente.
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