La evolución de los derechos de patente genética
No fue hasta 1980 que se patentó el primer organismo vivo. En ese momento, la Corte Suprema de Estados Unidos votó 5 a 4 para aprobar una patente para microorganismos que pueden usarse para disolver derrames de petróleo. Desde entonces, esta decisión judicial ha abierto la puerta a las patentes in vivo y se han presentado a la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos más de 3 millones de solicitudes de patentes relacionadas con genes.
La gente de la industria y el mundo académico creen que esta decisión ampliará aún más el alcance de las patentes, desde genes y otros organismos vivos hasta células (incluidas las células madre) y organismos completos. Las primeras patentes genéticas siguieron el modelo tradicional de patentes químicas, pero en la década de 1990, el rápido progreso científico y tecnológico volcó una vez más el status quo. El surgimiento de la tecnología de secuenciación rápida de genes durante la última década ha promovido el proyecto del genoma humano y ha roto el modelo simple de seguimiento de patentes químicas del pasado.
Permitir que se patente información genética destruye el equilibrio de todo el sistema de patentes. Para recibir oportunidades comerciales exclusivas durante 20 años, los solicitantes deben divulgar el proceso de la invención para que otros puedan utilizar el conocimiento para mejorar la tecnología existente. Presionada por estas objeciones, la Oficina de Patentes de Estados Unidos redactó una nueva norma en 2001 que exige que los auditores presten atención a si la solicitud tiene "valor práctico especial e importante" al evaluar las patentes de biotecnología. Para otros campos de la ciencia y la tecnología, la viabilidad de la patente es una condición secundaria. Lo más importante es si la invención es innovadora, porque la mayoría de los inventores no buscarán protección para invenciones que no tienen valor. Para las patentes relacionadas con el campo de la vida, la practicidad de la invención se ha convertido en la clave para evaluar la calidad de la patente. La selección de una secuencia de ADN como sonda genética o marcador cromosómico no estaría sujeta a los nuevos requisitos de patente.